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EFE/LA VERDAD
Martes, 1 de julio 2014, 18:56
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El Rey Felipe VI, tamborileros rocieros y compañeros de armas de José María Goy Martín asistieron este martes por la tarde al funeral de este miembro del Grupo Móvil de Control Aéreo del Ejército del Aire en Tablada en la iglesia de San Francisco Javier, conocida como la del Padre Joseíco, de Murcia.
En una visita privada de la que la Casa Real no facilitó más información, don Felipe se desplazó sin la Reina Letizia desde Madrid con el uniforme del Ejército del Aire que vestía su compañero de promoción, la cuadragésima primera, en la Academia General del Aire (AGA), de San Javier, a bordo de una furgoneta. En la puerta de la parroquia le esperaba la mujer del fallecido, a la que le confortó con un fuerte abrazo.
Decenas de personas se congregaron en los alrededores de la parroquia del barrio de San Antón ante el revuelo creado por el corte de calles y la presencia de numerosos agentes de las policías local y nacional, de uniforme y de paisano, y guardaespaldas del Rey, mientras algún republicano de IU se tomaba tranquilamente una cerveza en el bar de al lado haciendo caso omiso.
Entretanto, el delegado del Gobierno central en la Región de Murcia, Joaquín Bascuñana, y el comisario jefe del Cuerpo Nacional de Policía en esa comunidad, Cirilo Durán, acompañaron en actitud marcial a las decenas de militares que asistieron al acto fúnebre, muchos de ellos llegados en un autobús del Ejército del Aire desde Tablada y otros desde otros puntos de España por diversos medios.
Tres coches mortuorios formaron la comitiva, dado que eran numerosas las coronas de flores que colgaban de sus laterales y capós, dedicadas por la familia del fallecido a causa de un cáncer, los Reyes, sus amigos de las hermandades rocieras de Murcia -donde trabaja su esposa-, Villamanrique de la Condesa (Sevilla), el coto de Isla Redonda, del Mar Menor, y la Base Aérea de Alcantarilla.
También había coronas del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas, cuyo lema es 'Solo merece vivir quien por un noble ideal está dispuesto a morir', de la familia Martos Caravaca, de sus 'primachos', que ya lo "echan de menos", de sus compañeros de promoción de la AGA, de su ahijada Amparo, que lo "quiere", y de su mujer y sus hijos.
Dos tamborileros de Águilas, de la hermandad rociera de Murcia, interpretaron con tamboril y flauta a la salida del ataúd 'Paso de carretas' y 'Oración rociera', una sevillana esta que se suele tocar en actos luctuosos.
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